Lo que la ciencia de la escalada nos dice sobre rendimiento, variabilidad y creatividad
La escena es conocida para cualquier escalador: estás frente a un nuevo problema de boulder, observando las presas, imaginando secuencias, buscando esa combinación que encaje con tu cuerpo, tu fuerza y tu estilo. Y en ese momento, aunque no lo sepas, estás poniendo en juego dos de las capacidades más importantes para el rendimiento: la variabilidad funcional del movimiento y la creatividad motriz.
Un nuevo estudio publicado en el European Journal of Sport Science (van Bergen et al., 2025) viene a confirmar algo que muchos entrenadores y atletas intuyen, pero que hasta ahora no se había demostrado con claridad: la capacidad de moverse de maneras diferentes, y de encontrar soluciones originales y funcionales, predice el rendimiento en escalada. Y no solo eso, sino que ambas variables, la variabilidad y la creatividad, aportan de manera independiente.
Más allá del movimiento ideal
Durante décadas, la teoría motora tradicional defendió la búsqueda de un patrón técnico “óptimo”, repetible y estable. Desde este enfoque, la variabilidad era vista como un “ruido” a eliminar (Fitts & Posner, 1967). Pero la evidencia actual, en línea con la perspectiva de la dinámica ecológica, plantea algo muy distinto: la variabilidad es funcional. Es decir, no es un error, sino un recurso para adaptarse a contextos cambiantes (Glazier & Davids, 2009).
Esto es especialmente relevante en deportes abiertos, como la escalada, donde cada ruta propone un nuevo problema motor y cada cuerpo enfrenta restricciones únicas. Desde esta mirada, el rendimiento no depende tanto de ejecutar un patrón perfecto, sino de disponer de un repertorio amplio y flexible (Newell, 1986; Komar et al., 2015).
Variabilidad funcional: una caja de herramientas motriz
En el estudio de van Bergen y colegas, se evaluó a 21 escaladores avanzados y élite en dos tareas separadas:
- Un test de variabilidad, donde debían resolver un problema de boulder fácil de la mayor cantidad de formas posibles en 10 minutos.
- Un test de rendimiento, donde se enfrentaban a un boulder de mayor dificultad y tenían seis intentos para progresar lo máximo posible.
Los investigadores midieron el número de trayectorias distintas exitosas (variabilidad funcional) y también cuán originales eran esas trayectorias (creatividad), analizando la posición de la cadera con software de seguimiento 2D.
Los resultados fueron claros: quienes tenían mayor variabilidad funcional (más formas diferentes de resolver el problema fácil) también rendían mejor en el Boulder difícil. Es decir, disponer de más herramientas motoras permite enfrentar con más éxito nuevos desafíos.
Esto respalda hallazgos previos en deportes como el fútbol o el tenis, donde se ha demostrado que atletas expertos pueden variar su coordinación para lograr un mismo resultado, mostrando lo que se denomina degeneración funcional (Edelman & Gally, 2001): la capacidad de usar soluciones distintas sin perder eficacia.
Creatividad motriz: cuando lo nuevo también rinde
Pero aquí viene lo interesante. Además de la variabilidad, el estudio analizó cuán originales eran las trayectorias. Es decir, no solo cuántas variantes usaba un escalador, sino si algunas de esas variantes eran raras, infrecuentes y creativas.
Contra lo que los autores esperaban (basados en la teoría de que la creatividad emerge de la variabilidad), la creatividad también explicó rendimiento de forma independiente. Es decir, dos escaladores podían tener la misma cantidad de trayectorias diferentes, pero el que encontraba soluciones más originales llegaba más lejos.
Esto lleva a una distinción clave: no todo repertorio amplio es igual. Hay exploraciones “locales” (pequeñas variaciones alrededor de un mismo patrón) y exploraciones “globales” (saltos hacia soluciones estructuralmente distintas). Esta segunda forma de explorar parece ser la que da lugar a la creatividad funcional, y por ende, al rendimiento superior.
En otras palabras, no se trata solo de repetir muchas veces, sino de explorar con calidad, amplitud y apertura.
¿Nace o se entrena?
Un debate clásico en psicología es si la creatividad es un rasgo estable o una capacidad emergente. En deporte, algunos estudios han asociado la creatividad con características cognitivas (atención amplia, memoria de trabajo eficiente, etc.) (Memmert, 2015; Moraru et al., 2016). Pero desde la dinámica ecológica, se plantea que la creatividad no está en la cabeza, sino en la interacción con el entorno (Orth et al., 2017).
De hecho, entrenamientos diseñados para promover la variabilidad a través de tareas ricas, desafiantes y abiertas han demostrado aumentar las acciones creativas en fútbol juvenil (Zahno & Hossner, 2020).
Esto implica que podemos diseñar prácticas que favorezcan tanto la variabilidad como la creatividad. Y que estas no son capacidades exclusivas de atletas “artísticos” o “especiales”, sino desarrollables.
Implicancias prácticas para el entrenamiento
Entonces, ¿cómo trasladar esto a la práctica? Algunas ideas que surgen de la evidencia:
- Diseñar tareas con múltiples soluciones posibles, que inviten a explorar en lugar de repetir.
- Variar las restricciones (ángulo de la pared, tipo de presas, secuencias obligatorias, etc.) para forzar adaptaciones.
- Evitar corregir prematuramente un movimiento “no convencional”, si resulta funcional.
- Promover la autoexploración y la prueba de variantes, incluso en fases tempranas del aprendizaje.
- Incluir problemas deliberadamente abiertos o ambiguos, que no tengan una única solución evidente.
No se trata de eliminar el trabajo técnico o la búsqueda de eficiencia, sino de expandir el repertorio antes de pulirlo. Como sugiere la metáfora de los autores, se necesita antes una paleta de colores variada para pintar con precisión.
Una mirada más amplia al rendimiento
Este estudio, centrado en escalada, se inscribe en una tendencia más amplia que está cambiando cómo entendemos el rendimiento en deporte. Ya no alcanza con fuerza, técnica y repetición. La capacidad de adaptarse, explorar y crear se vuelve cada vez más relevante, especialmente en entornos complejos e inciertos.
En un mundo que valora la automatización, la verdadera ventaja humana puede estar justamente en lo contrario: en lo inesperado, lo flexible, lo creativo.

Referencias
- van Bergen, N. G., Orth, D., Deschle, N., et al. (2025). The Impact of Functional Movement Variability and Movement Creativity on Sport Climbing Performance. European Journal of Sport Science, 25(8). https://doi.org/10.1002/ejsc.70024
- Glazier, P. S., & Davids, K. (2009). The problem of measurement indeterminacy in complex neurobiological movement systems. Journal of Biomechanics, 42(16), 2694–2696. https://doi.org/10.1016/j.jbiomech.2009.08.001
- Edelman, G. M., & Gally, J. A. (2001). Degeneracy and complexity in biological systems. PNAS, 98(24), 13763–13768. https://doi.org/10.1073/pnas.231499798
- Komar, J., Chow, J.-Y., Chollet, D., & Seifert, L. (2015). Neurobiological degeneracy: Supporting stability, flexibility and pluripotentiality in complex motor skill. Acta Psychologica, 154, 26–35. https://doi.org/10.1016/j.actpsy.2014.11.002
- Memmert, D. (2015). Teaching tactical creativity in sport: Research and practice. Routledge.
- Moraru, A., Memmert, D., & van der Kamp, J. (2016). Motor creativity: The roles of attention breadth and working memory in a divergent doing task. Journal of Cognitive Psychology, 28(7), 856–867. https://doi.org/10.1080/20445911.2016.1201084
- Orth, D., van der Kamp, J., Memmert, D., & Savelsbergh, G. J. P. (2017). Creative motor actions as emerging from movement variability. Frontiers in Psychology, 8, 1903. https://doi.org/10.3389/fpsyg.2017.01903
- Zahno, S., & Hossner, E.-J. (2020). On the issue of developing creative players in team sports. Frontiers in Psychology, 11, 575475. https://doi.org/10.3389/fpsyg.2020.575475
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