La creencia de que ciertos atletas tienen un talento innato puede limitar su potencial. Si bien algunos atletas pueden tener rasgos físicos o habilidades que les dan ventaja en ciertos deportes, el éxito en cualquier deporte es el resultado de un esfuerzo y una práctica constantes en lugar de simplemente tener “talento”. 

El concepto de asimetría organísmica se refiere a un sesgo inherente para buscar explicaciones del desempeño y el comportamiento humanos basados ​​en mecanismos internos. Una debilidad de esta tendencia es la incapacidad de considerar la relación entre el actor y el entorno como la escala de analisis relevante. Muchas veces este sesgo es lo que domina el conocimiento común generando confusión y practicas que llevan a la deserción temprana de los deportistas.

Los comportamientos funcionales en el deporte surgen en entornos de rendimiento competitivo y las soluciones de rendimiento relevantes pueden variar en diferentes escalas de tiempo para los atletas, incluyendo: (i) dentro de los individuos durante el rendimiento y el desarrollo atlético (a través del aprendizaje motor, cambios en la efectividad – capacidades y habilidades -, adaptaciones al entrenamiento y la condición física o a través del crecimiento y la maduración); y (ii), en una escala de tiempo macro de años y décadas, a medida que los deportes evolucionan. Estos cambios dan forma a los deportes con el tiempo y rara vez son predecibles, lo que ilustra la inutilidad de definir el talento innato en niños pequeños. En el caso de la escalada en los últimos 10 años ha habido innumerables cambios reglamentarios, e incluso en periodos muy breves de tiempo, como la ruta standard de velocidad, o los formatos olímpicos con tres y luego dos disciplinas, el formato de las competiciones de Boulder, sus estilos, etc.

La capacidad de un atleta para interactuar funcionalmente con restricciones de rendimiento diferentes y dinámicas se basa en la destreza (flexibilidad adaptativa). La destreza según Bernstein se define como “la capacidad de encontrar una solución motora para cualquier situación externa, es decir, de resolver adecuadamente cualquier problema motor emergente de manera correcta (adecuada y precisamente), rápida (con respecto tanto a la toma de decisiones como a la obtención de un resultado correcto), racional (es decir, de manera expedita y económica) e ingeniosa”.

La idea de que algunos atletas “nacen con talento” también puede ser perjudicial para aquellos que creen que no tienen ese talento, lo que puede desmotivarlos y limitar su potencial.  

La creencia en el talento innato a menudo lleva a la exclusión de ciertos individuos que podrían tener éxito en el deporte si se les diera la oportunidad de practicar y mejorar. Desde un punto de vista  existencial, el talento no es algo que se TENGA, sino más bien algo que se CONSTRUYE a través del esfuerzo y la práctica.  Es por eso que todos SOMOS talentos.

Esto, sin embargo, no significa que ‘ser un talento’ sea un viaje de placer. Cuando el talento  ya no es algo que se tiene, el talento se convierte en un objetivo para el atleta. La excelencia desde esta perspectiva no esta determinada por lo innato y esto coloca la responsabilidad por convertirte en un deportista de élite en sus propias manos.

Los entrenadores y el sistema deportivo en general se deben centrar en el desarrollo del talento,  para maximizar su éxito en el deporte.

Referencias:

Aggerholm (2015). Talent Development, Existential Philosophy and Sport

Davids & Araujo (2010).The concept of ‘Organismic Asymmetry’ in sport science

Davids & Araujo (2019) Innate Talent in Sport: Beware of an organismic  asymmetry